#03 En una autocaravana no hay sitio para engañarte
No tienes dónde esconderte cuando tu casa mide seis metros cuadrados.
Cuándo te mudas a una autocaravana, parece que empiezas un nuevo capítulo, escrito con libertad, cafés frente al mar y un toque de rebeldía romántica. Pero la realidad es que lo que empieza, en verdad, es un proceso lento —aunque implacable— de despojarte de todo lo que es decorativo en tu vida. ¿Y qué queda cuando lo llevas todo contigo, pero aun así te liberas de lo que no necesitabas?
Llevo más de cuatro años viviendo en una autocaravana. No es ese “glamping” de Instagram, sino la vida real, con desafíos y compromisos logísticos que no tienen nada que ver con el romanticismo idealizado de la vida simple. Y precisamente ahí reside su belleza.
👩💻 La abogacía, pero con olas de fondo
Mi vida profesional no se ha puesto en pausa. No dejé de trabajar para reencontrarme entre los árboles o en alguna playa virgen. El trabajo sigue siendo constante.
Sigo siendo abogada y trabajo en remoto, como antes. Solo que ahora, mi oficina open space es una mesa plegable, un punto de acceso a internet, y en vez de pausas para el café con compañeros, tengo pausas con pájaros, olas o viento fuerte que sacude la autocaravana.
Así que sí, a veces redactó opiniones jurídicas con el portátil en las rodillas, en un camping junto a un fiordo noruego.
Otras veces tengo reuniones online con clientes mientras fuera cae un chaparrón y tengo que pegar el router a la ventana para captar una rayita de señal. Sigue siendo abogacía. Solo que sin traje ni tacones. Y con bastantes posibilidades de que, y en lugar del golpeteo de teclas del compañero de al lado, se escuchan las olas rompiendo contra las rocas o el grito lejano de una gaviota.
📦 El minimalismo empieza cuando dejas de mentirte
El espacio reducido tiene un superpoder: no hay dónde esconderse. Ni detrás de armarios (porque no hay), ni en otra habitación (porque solo hay una), ni en el caos (porque si no hay orden, no hay equilibrio).
La verdad es que la vida nómada me ha venido como anillo al dedo. Soy organizada, me gusta que cada cosa tenga su sitio. Y en una autocaravana, si no colocas bien las cosas, se te caen encima en la primera curva o bache del camino. El caos no tiene escondite. Todo se ve, se siente, y se amplifica… hasta que te ahoga.
Y no hablo solo de objetos.
🏃♀️ Vida al aire libre. O cómo el deporte se convierte en un estilo de vida
Una de las mayores alegrías de este estilo de vida es que vivo al aire libre. Literalmente. Entreno, como, leo y tomo el café fuera. Y no, no siempre hace sol ni calor. Pero el cuerpo aprende. Se adapta. Entiendes que no necesitas tenerlo todo bajo control para sentirte bien. A veces, basta con ponerte una chaqueta más gruesa y encontrar el valor para salir. De casa. O de la comodidad de una mentira que has aprendido a llamar bien.
Hacer triatlón desde una autocaravana significa correr al amanecer por playas desiertas, nadar en aguas frías, pedalear por carreteras que solo verás una vez en la vida. Sin sesiones programadas en el gimnasio después del trabajo.
Aquí, el ritmo del día lo marca la naturaleza.
📉 Downshifting, sin filtros
Todo el mundo quiere una vida más sencilla. Pero pocos se dan cuenta de que sencilla no significa necesariamente más fácil. Vivir en una autocaravana no es simple porque tienes menos cosas. Es simple porque haces espacio para lo que de verdad importa. Te quedas solo con lo que usas. Y para el resto, te vuelves más creativa.
El minimalismo real no está en las fotos con velas, tazas de té y mantas de colores en Instagram. Está en la decisión de dejar de engañarte creyendo que una cosa más te hará sentir bien. De no seguir comprando la tranquilidad en las tiendas. Un vestido más, que acabará colgado junto a los otros cien, no te va a dar lo que estás buscando. Es tu decisión dejar de convencerte de que te falta algo, cuando quizá lo único que necesitas es menos.
Es tu decisión dejar de engañarte pensando que te falta algo.
🚪Lo que aprendes cuando tu casa tiene ruedas
Aprendes que la libertad viene acompañada de disciplina. Que no puedes vivir en el caos cuando tu espacio es diminuto. Que la rutina es un superpoder, no una cárcel. Que la calma no viene del aislamiento, sino de estar en sintonía.
Aprendes a disfrutar de las cosas simples: una comida caliente cocinada al aire libre, una carrera al amanecer, una salida al atardecer después de un día difícil de trabajo, un camping tranquilo donde solo los grillos te juzgan.
Y también aprendes que en una autocaravana no hay sitio para esconderte.
Me gustaría terminar con una pregunta:
¿Cuánto espacio necesitas para dejar de engañarte?
Si estas palabras resonaron contigo, suscríbete.
Si crees que pueden ayudar a alguien, compártelas.
Hasta la próxima semana.
— Ioana
triatleta. nómada. escritora. en camino.